jueves, 14 de octubre de 2010

Estaba en problemas. El colegio era no mucho menos que un colegio católico. Con monjas dando vueltas por los pasillos, con sus estúpidos trajes de puritanas. ¡Zorras! Después se sorprenden cuando ven cómo una adolescente se masturba con un crucifijo. ¿Qué quieren hacernos creer? ¿Que no necesitan sexo? ¿Que viven del amor de Dios? Me cansan. Me ponen de mal humor. Las monjas y los curas y todos esos depravados que andan por la calle tratándonos como si fuésemos ganado insensible y sin sesos.
¿Quién le dijo a determinado cura que puede eximirme de mis pecados? ¡Por Dios! Es ilógico. Que un tipo normal diga que habla con Dios o que siente que el Espíritu Santo vive dentro de su bolsillo no es prueba de fe para mí. Necesitás decirme mucho más que eso para que yo te cuente cuántas veces hice el amor en una parroquia o que le robé el reloj a un paralítico en Santa Fe y Corrientes. Los pecados se los guarda cada uno, o los escribe en un libro, o los graba desnuda en sus mini-dvd y después vende la cinta. No sé. ¿Por qué habría de contarle mis pecados a un hombre que viste de negro y viola menores de edad? Mmhh... buena pregunta, sin respuesta alguna. Es decir, si en algún momento a alguien se le ocurre una buena respuesta que no incluya la palabra "fe", puede enviarme un e-mail a mi casilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario