lunes, 6 de septiembre de 2010

Ya pasó un largo tiempo y me sigue pasando lo mismo. Estoy harta. Harta de este sentimiento de impotencia. Harta de vos y de tus enredos. Harta de ella, que debe tener algo muy especial para tenerte asi como "hipnotizado". Todavía no pude descifrar bien qué es.
Supongo que debería estar agradecida por todos esos momentos, ese tiempo perdido por estar junto a vos. Nunca pude ser igual de feliz, y nunca lloré tanto, llorar de verdad. Pero merece la pena (creo)
Todavía no puedo verte sin que después tenga que pagarlo con lágrimas, pero puedo verte, y ese es el único momento en el que me siento viva, en el que me siento completa. Escuchar tu voz, ver tus ojos, disfrutar de tu sonrisa y abrazarte y darme cuenta que no hay nada mejor.
Amo sentir que, por momentos, sos mío. Es una forma de autoconvencerme de que nada me falta. Es por que, cuando estoy con vos, nada me falta. No me interesa nada más. El mundo se para.
Amo sentirte cerca, me hacés bien. Pero cuando bajo a la realidad, me doy cuenta de que la que estoy sola soy yo. Porque vos llegás a casa, y está ella. En cambio, yo, tengo solo a la soledad. Es ahí cuando salgo de mi burbuja de "autoengaños" y me doy cuenta de que me haces mal. El problema es que sos como un mal necesario en mi. ¿Qué hacer?
Porque cuando llego y me encuentro con mi "soledad", espero el día en que nos veamos de nuevo y pueda sentirte mío otra vez, aunque sea por un rato. Y ... no puedo, no sin derramar una lágrima. Porque te fuiste porque se que te vas a ir, porque  nunca estuviste. Y ahora sigo acá, con las manos otra vez frías, donde nadie me puede abrazar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario