martes, 28 de septiembre de 2010

Reflejos

Sólo se me ocurre preguntarme... un estúpido ¿por qué?

No es normal la necesidad urgente de publicar esto sólamente para escribir algo que no se muy bien qué es y desear consumirme en el humo de ese primer cigarro.
Intentar volcar esos... ¿nervios? a un papel o a esta máquina y autoconvencerme de que sólo fue todo un sueño (¿un sueño?)
Quizás simplemente sea nostalgia de algo que nunca volverá o nunca voy a tener cuando me despierte, o de ese algo que no va a volver a ser igual... o el miedo a no poder soportar la carga de ese algo descontrolable.
Quizás es el deseo irrefrenable de lo "desconocido", de lo diferente, de lo brillante ... aunque por más que intente negármelo, parezca conocer esa realidad desde siempre y otras veces se me escape de las manos
¿Autoengaños?
A veces hasta las imágenes más difusas son las más claras... ¿Pero quién dice que se traten de lo verdadero?
A veces cuando divagas tanto hacia adentro, la realidad inminente (sí, inminente) se cae en pedazos. Y vos, con ella.
¿Por qué ahora el deseo de algo nuevo, de lo diferente? Cuando yo decidí encerrarme en tu cárcel y tirar la llave para siempre... cuando pensé que jamás tendría la necesidad de salir y volverme a dejar en manos de la suerte.
Me asombran estos pensamientos, este sentimiento de... impotencia, vulnerabilidad y de vacío. Este estado de tremenda locura me hace por momentos ver las cosas de una manera más nítida, aunque casi podría decir que me tiemblan las manos al ser consciente de todo lo que guardo en mi cabeza.
Es como sentirse alejado totalmente de todo lo exterior cuando irónicamente te encontrás más cerca. Las ganas constantes de vomitar todo eso que una vez creí revelarle al viento... Las ganas de olvidarlo todo...
Incluso estos pensamientos que no me llevan a ninguna parte... todo como un pésimo círculo vicioso.
Es como estar contínuamente en una altura inalcanzable y temblar en ella sin motivos, por no querer bajar a la mediocridad. Es quedar atrapado en ese estado de destrucción. Es como si nunca hubiese cerrado los ojos y hubiese tragado demasiadas cosas que no entiendo, que no quiero.
Reflejos y, como todo reflejo, difusos, imperfectos.

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