jueves, 20 de enero de 2011

Volviiiiiiiiiii volvi de Pinamar gente. La pase muy genial. Queria descontrol? Lo tuve, asique estoy contenta. (Gracias Coni por darme aquellas noches).
Por un momento pensé en dejar este blog "abandonado" y crear otro con nuevas historias, nuevas anécdotas. Una nueva catarsis. Pero no. Porque todo lo que escribí hasta acá es lo que me forma, es lo que soy. Me gusta leer de vez en cuando lo que escribía antes. Es más, tengo ganas de escribir ahora, y descargarme por acá (aparte de usar las orejas de mis amigos, gracias chicos) asique voy a hacerlo.
Les cuento que soy de mandarme cagadas, como ya habrán leído, pero nunca, nunca me mandé una que sea conciente de lo que estaba haciendo.
Terminó todo por la costa, y nos terminamos viendo ahi. Loco? Gracioso? Ridículo? Yo tengo la respuesta: ilógico. Primer día todo perfecto, pasamos una tarde nublada por la playa. Al otro día fuimos a bailar y no se me pasó por la cabeza como podríamos terminar. Bueno, mentira. Si se me pasó por la cabeza, pero no supuse que mis ideas se hagan realidad, no suele ser asi. Siempre destruyo o destruyen mis ideas.
Bueno, en fin. Ya sabrán como terminamos, saliendo del boliche como si lo que pasó en los últimos meses no hubiera ocurrido jamás. Por momentos burbujas de silencio emergían de mi boca y de la suya, creo que en esos momentos pensábamos: "qué carajos estoy haciendo?!". Frente a frente cruzando miradas y palabras, entendí que soy una idiota. Pero de verdad quiero disfrutar ese momento, es el último. Se que está mal, pero continúo. Es como que cada beso es una puntada en mi estómago (y no de las puntadas de las mariposas), pero sigo adelante sin importar lo que pueda pasar después. Y no me doy cuenta. Correción: Sí me doy cuenta. Me gusta hacerme mal. Me gusta estar mal. Yo sabía que eso no iba a salir de esa noche, pero continué. Y ahora siento una profunda añoranza. Dolor. Nada más puro y verdadero que ese dolor. Es el precio que tengo que pagar por verlo una noche y ser tan vulnerable. Hay veces que siento ganas de lastimarme, físicamente o no, pero sentir otro dolor que no sea ese vacío, ese lugar que sólo una persona puede ocupar. Jamás una persona va a ocupar el lugar de otra en mi corazón. Si alguien se va, queda su lugar en mi, y otra persona tendrá otro. Es como que alojo pequeños terrenitos, y mi corazón se nutre de ellos y de sus dueños. Y cuando éstos me defraudan, los despojo. Pero les aseguro que siempre, pero siempre, va a quedar la marca. Esa que se queda con vos de por vida. Siempre esta ahí para recordarte que no tenés que volver a cometer el mismo error. Él me dejó una marca, pero le agradezco. Ahora no voy a ser tan imbécil. Voy a dar menos de mi y no sumergirme en la relación en tan poco tiempo. Porque claro, él me dio un tubo de oxígeno que duraba solo para sumergirme un par de meses... y él necesitó uno asi, porque sabia desde un principio que se iba a sumergir solo ese tiempo. En realidad creo, que nunca se sumergió, y yo, bueno... me ahogué.
Igualmente pude sobrepasar ese fucking día y lo compencé, de alguna forma, estando con otro chico. La pasé bien, me divertí, descontrolé con mi amiga. Listo, es hora de volver a la realidad. Estoy más sola que un perro, y no me importa, porque me di cuenta que me merezco algo mejor, alguien mejor. Él va a volver y hay dos opciones: que no le importe nada de lo que pasó y que lo demuestre no hablándome más, o que no le importe nada de lo que pasó pero que no lo demuestre y sigamos hablando.
Lo loco, es que ninguna de las dos opciones me gusta. Ninguna me conduce a él y ninguna dice: sí, le importó lo que pasó. Ahora hay que tirar los dados y esperar a ver que indica el destino. Por ahi no le intereso más (dicho sea de paso le fascinan las rubias) y no volveremos a vernos. No lo se. No se nada. Ni siquiera se quién es ese chico del que yo me enganché, no lo conozco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario